BIOGRAFÍA
Nace en Cuntis (Pontevedra) en 1.940, segundo de cuatro hermanos; crece en el seno de una familia labradora. De vocación temprana, pronto empieza a mostrar interés por las artes plásticas. Cursa sus estudios en Santiago con 15 años. Tras breves colaboraciones con otros escultores, pronto instala su taller en Goyán (Pontevedra), a orillas del río Miño.
Su primer contacto con tierras valencianas, surge en 1.978, cuando es llamado para la restauración de la iglesia plateresca de Biar (Alicante). Gran admirador de esta tierra y sus gentes; donde pasa largos periodos de tiempo.
COMENTARIOS DE PRENSA
Si hubiera que definir la obra de Picallo con una sola palabra, diríamos honradez. Porque es honradísima la ejecución de toda esta escultura, tan variada de tendencia, concepto y materia. Picallo conoce el oficio desde sus recursos puramente artesanos. Pero también desde los técnicos, con una sabiduría de la anatomía humana poco común, fundamental para la ejecución de una obra que está dentro del más clásico realismo.
Concluye diciendo, que en la obra de Picallo hay un conocimiento riguroso, exacto de lo que debe ser la forma escultórica, y que se adivina ya lo que este artista expresará pronto.
PABLOS------1.968—Faro de Vigo
En las manos de Picallo, la piedra de nuestra provincia se hace dulce, toma formas humanísimas de vida. Todo el sentimiento, toda la soledad, toda la tristeza y toda la esperanza de las gentes gallegas están en la obra de Magín Picallo.
Mª. del Carme Parada—Febrero-1.968.—Faro de Vigo
Picallo, a primera vista, parece un hombre frío como el material que trabaja; duro como el granito de la tierra por el que desliza el cincel. Al tratarlo, se descubre en él un hombre de la tierra que ha sabido recoger lo secretos de la naturaleza, porque desde niño ha vivido la naturaleza misma.
Mariño—15 de Febrero de 1.968—“El Pueblo Gallego”—Vigo
Picallo es artista de monumentos, y en todo lo que hace, Incluso aunque esté abocetado el sentido aéreo y casi ciclope, que pide considerables tamaños y espacios abiertos. Estilísticamente está entre un renacimiento tardío y un barroco latente. Vuelve a aparecer su fidelidad a Miguel Ángel, pero no con un sentido tan imitativo como antaño, sino con derivaciones en figuras como Alonso de Berruguete yotros más cercanos , como Macho o Julio Antonio.
Magín Picallo con su actual exposición, pone de manifiesto una fuerte evolución un paso grande adelante en una concepción más útil, más graciosa de las formas, siempre dentro de ese rigor y verdad que es el arranque de su camino de escultor.
Faro de Vigo—27—6—1.970 (PABLOS)
Picallo superado ya otras etapas de su quehacer artístico, pero siempre fiel a un realismo idealizado, presenta ahora una técnica de modelado, en lo que lo exterior es lo accesorio, pues lo básico está en lo que lo informa, como en los seres vivos de esqueleto impone la figura de lo esencial, siendo la envoltura lo adjetivo. Picallo no detalla como en sus primeros tiempos con mimo los volúmenes, sino que con un sincretismo de la expresión deja en cada obra una realidad interna, que se trasmite al contemplador y que deja en él eso que un autor de arte llamó “fascinaci-ón”.
El Progresa de Lugo—24—1—1.978 (J. TRAPERO PARDO
Nombradía no le falta a este escultor gallego que realizó en nuestra provincia, en la vecina villa de Biar, una restauración magnífica, preciosista, de esa puerta plateresca de la iglesia parrquial de Santa María.
Para el escultor no hay material que se le resista. Bronce, madera, mármol, alabastro, poliéster…Modela con cualquiera de ellos, en formatos realmente interesantes, ni grandes ni pequeños, imprimiendo a sus obras un toque personalísimo, que va desde el realismo de Rodin al sentido cubista y abstraccionista de Zalkime. En este amplio paréntesis se desenvuelve el escultor Magín Picallo. Sus figuras tienen vida propia, tanto la individual, como el grupo de dos o más figuras. El escultor es honesto y nos presenta su mundo tal como lo ve y lo entiende, de una manera directa y coloquial.
Periódico “Ciudad de Alcoy” (Alicante)
Adrián ESPI VALDES—1-11-1.980.
Al escultor Picallo no hay material que se le resista. Bronce, piedra, madera, mármol, alabastro, poliéster…modela con cualquiera de ellos, en formatos realmente interesantes, ni grande ni pequeños, imprimiendo a sus obras un toque personalísimo, que va desde el realismo de Rodin al sentido cubista y abstraccionista de Zalkime. en este amplio paréntesis se desenvuelve el escultor. Sus figuras tienen vida propia. Tanto en la figura individual, tal como “El pulpero”, como el grupo de de dos o más figuras: “Jubilados”. Y late en cada una de sus criaturas, algo de zozobra y resentimiento, de anhelo y desangelamiento, tristeza, amargura y alegría contenida. Los bronces están como hechos a pellizcos sacados a flor de piel. Advertimos una tendencia como a caminar hacia delante, como si se tratara de la quilla de un barco. Formatos graciosos y rigurosos al mismo tiempo. Sin concesión a la galería ni a lo fácil y lo vendible. El escultor es honesto y nos presenta su mundo tal como lo ve y lo entiende, de una manera directa y coloquial.
Se trata en definitiva de una exposición realmente sorprendente. Conocíamos al escultor de algunas conversaciones en la Facultad de Letra de Alicante, y su obra únicamente por fotografías. La realidad, por supuesto, ha superado con creces eso que nos imaginábamos a través de la imagen captada por la cámara
Ciudad de Alcoy—18—7—1.981—Adrián ESPI VALDES (ALICANTE).